Seguro que más de una vez como entrenadores de fútbol nos hemos encontrado en una situación en la que casi la totalidad de la plantilla de nuestro equipo ha perdido la ilusión de entrenar, que todo son problemas ….. en fin que nos crecen los enanos. Cuando esto nos pasa hay varias opciones: continuar igual, cambiar las circunstancias o abandonar el proyecto.

La experiencia como entrenador en esos momentos es esencial para salir de esta dinámica, pero también lo es la actitud que se adopta ante tales circunstancias.

¿Como saber si estamos tocando fondo? Cuando se pierde la ilusión y pasión por lo que se está haciendo hay un claro indicio de que las cosas no están bien. Cuando esos jugadores que siempre tiran del carro, ya no lo hacen, cuando el equipo esta desanimado y no tiene esa “chispa” hay que plantearse realizar cambios importantes para que todo cambie, porque lo negativo no es tocar fondo sino permanecer en él mucho tiempo. Tenemos que ver el hecho de estar en un momento bajo como una oportunidad importante de superar ese problema para después utilizarlo como enseñanza en futuros casos parecidos.

pozo si fondo

10 CLAVES PRACTICAS PARA DEJAR DE “TOCAR FONDO”

  1. Como entrenadores debemos de ser humildes y aceptar las cosas como están sucediendo. Debemos de estar  predispuestos a aprender de esta situación en todo momento con actitud abierta. Debemos de entender que una vez superados podemos salir fortalecidos.
  2. Mantenernos serenos en todo momento, sin importar lo dificil que sea la situación. Como entrenadores no debemos molestarnos, sentirnos reactivos ante los hechos, preocuparnos en exceso, atemorizarse o perder la fe. Aunque estemos muy preocupados por la situación un ejercicio muy bueno es fingir que el problema no es tan importante para uno y actuar como si estuviésemos totalmente serenos.
  3. Recabar todo tipo de información del origen y trascurso del problema. Hablar con los capitanes, jugadores, gente externa vinculada al equipo, etc. de como ven la situación para analizarla desde diferentes perspectivas. Es importante tomarse el tiempo necesario en este punto y no tomar decisiones precipitadas.
  4. Recurrir a expertos externos si fuese necesario. La ayuda de un Psicólogo Deportivo nos puede venir muy bien en estos momentos.
  5. Debe de existir una comunicación fluida con todas las partes de como se piensa gestionar la solución del problema. Se debe ser claro en lo que comunicamos, no ser ambiguo y decir a las otras partes implicadas lo que esperamos de ellas en la resolución del conflicto.
  6. Elaborar un plan de actuación para solucionar el problema involucrando a todas las partes afectadas. Buscar una solución conjunta de como gestionar el problema es lo más idóneo en estos casos. Hay que aprovechar estas oportunidades para evolucionar e innovar como entrenadores en la gestión de problemas. Hacer una pequeña pausa en los entrenamientos o cambiar de rutina para que todo el mundo pueda reflexionar es importante.
  7. Actuar. Dar la impresión de que se está haciendo algo para solucionar la situación. Lo que el grupo espera es una solución definitiva y el ver que se están dando pasos para conseguirla es importante para no caer más hondo.
  8. Buscar una siguiente meta posible alcanzable que sustituya a la anterior , al menos durante el proceso de solución del conflicto.
  9. Resaltar lo positivo como base de inicio del conflicto. El punto de partida puede ser establecer lo que se hace bien para no mover ni cambiar estos parámetros que realiza correctamente el grupo. Este es un buen momento también para sacar y aumentar tu lado positivo como líder  y tenerlo como base en futuros problemas.
  10. Aprovechar la situación para unir más al grupo. Es importante tener una visión global de la situación porque esta puede ser pasajera. Todos los cambios que hagamos para salir de la situación va a suponer sacrificios de todas las partes afectadas por lo que este nivel de compromiso supondrá también que el grupo se solidarice en un objetivo común.

Hace poco tiempo como entrenador viví una situación parecida en la que mi equipo cayó en una depresión colectiva, se perdió la ilusión inicial y hasta las jugadoras más comprometidas ya no lo eran. Esto me hizo a mí también ir poco a poco desilusionandome sin dame cuenta de que yo tenía que dar el primer paso. Mi respuesta fue de reacción hacia el grupo, haciéndolas responsables de la poca actitud positiva del grupo y alguna que otra circunstancia más. Lo que más me ayudo a ver la situación desde otra perspectiva es que el grupo reacciono ante mi posicionamiento, uniéndose para contrarrestar las acusaciones deliberadas del entrenador. El hecho de que el equipo se uniese ante tal circunstancia me hizo darme cuenta de que esta situación podía ser una oportunidad para unir más al grupo y ser más fuertes de cara al futuro. Otro aspecto fundamental fue el tener una actitud abierta de cualquier crítica sobre mi gestión y comportamiento en el equipo, que utilice para mejorarla y darme cuenta de que yo era parte del problema. Muchas veces los entrenadores no somos capaces de ver que nuestra actitud no es la correcta y somos los primeros que no nos debemos de ver influenciados por los resultados, ambiente o situaciones para sacar en todo momento nuestro mejor “yo” y ponerlo al servicio del equipo. Un entrenador sin actitud genera un equipo con los mismos comportamientos porque la plantilla actúa en forma de espejo ante tales actitudes.

Salir del pozo es posible si se piensa en grande a pesar de las circunstancias, si se vive en el ahora y si se recupera la pasión que es lo que nos mueve a todos los que estamos en cualquier deporte.

Francis Luque @franxluxna