El mundo del fútbol formativo es apasionante, sobre todo cuando aprendes de las aportaciones de otros formadores que aspiran a convertir el fútbol base en algo más que un simple aprendizaje de un juego, incluyendo elementos que hagan que los jugadores además de estas enseñanzas aprendan a ser mejores personas apostando por el fútbol en positivo.

El otro día tras escribir el post Ficha de entrenamiento 3 recibí varias aportaciones positivas a través de twitter que no estaban de acuerdo con el punto 3 del segundo ejercicio de la sesión de entrenamiento en el que se proponían otros puntos de vista. Concretamente se proponía un ejercicio para trabajar la atención-concentración en el que el jugador que llegara el último al cono debía de realizar un castigo físico (en este caso 6 abdominales).

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Enlace original foto: www.sintetia.com

Un comentario destacaba que el niño no debe ser castigado por llegar más tarde que otro a un cono y menos físicamente. Que como elementos motivacionales se podría añadir un punto al jugador que llegue tarde y cuando llegue el partido final el equipo con menos puntos en sus jugadores saca para el partidillo del final de la sesión, o ganan 1-0, etc. Que si castigamos físicamente el niño interpreta esos castigos físicos (Carrera contínua, abdominales, etc) como algo malo que tienen que hacer por que no han conseguido llegar al cono y si en algún momento en etapas superiores tienen que hacerlo lo interpretarán como castigo o algo malo, cuando en el futuro puede ser beneficioso para ellos.

A parte de que puede sentirse ridículo al estar dando vueltas por no llegar a un cono y más si siempre es el mismo jugador que por sus características siempre llega el último al cono. Puede darse el caso de que nunca llegará a entrenar por que es menos coordinado o más lento que el resto de jugadores y estará corriendo todo el entrenamiento.

Realmente esta opinión me resultaba muy acertada y me hacía plantearme que muchas veces incluimos estos aprendizajes, como el castigo, de entrenadores que tuvimos en un pasado y lo hacían, sin darnos cuenta lo que en sí representa para el jugador dicha acción.

Sin embargo la técnica del castigo puede ser útil y formativa siempre que reúna ciertos condicionantes como:

  • El castigo, que debe de ser simbólico, debe de ser acordado previamente en conjunto por el entrenador y el equipo.
  • El objetivo debe de ser desafiante para aumentar el interés del grupo en dar el máximo.
  • Solamente debemos de utilizarlo en grupos donde el rendimiento físico de los jugadores sea homogéneo.
  • Debe de existir un reforzamiento positivo a los jugadores que habiéndose empleado a fondo no hubiesen evitado el mismo y produzca un efecto contrario en ellos.
  • La motivación del grupo debe de estar siempre incluida cuando utilizamos este condicionante en los entrenamientos.

Los entrenadores de fútbol bases deben tener en cuenta que no están entrenando a adultos y que no pueden caer en el error de utilizar a los jugadores a su antojo, según su estado de ánimo, que por desgracia ocurre muchas veces.

Establecer una buena relación entre refuerzos positivos, conductas inadecuadas y castigos es esencial para el éxito de aprendizaje de un equipo de fútbol base.

De cualquier modo el castigo bien sea en un ejercicio puntual por no conseguir un objetivo o por temas de comportamiento debe de ser la excepción y no la regla.

Para terminar me gustaría haceros estas preguntas para enriquecernos aún más sobre el tema:

  • ¿Utilizáis castigos físicos en vuestros entrenamientos por no conseguir objetivos determinados?.
  • Y …. ¿Castigos por mal comportamiento?
  • ¿Con que elementos se podrían sustituir los castigos por objetivos y comportamiento?

Francis Luque – @franxluxna