En muchas ocasiones, el talento no se corresponde con el rendimiento de un deportista. Jugadores maravillosos técnicamente, acaban en equipos menores sin gloria. Todos tenemos en la mente, a jugadores con virtudes impresionantes sin reconocimiento en la élite. La diferencia entre unos y otros, se centra en su mente, su voluntad de éxito y mejorar.

Cristiano Ronaldo, con 17 años era una maravilla de futbolista. Tenía un físico envidiable, regate y velocidad. Durante varias temporadas, no dio su mejor rendimiento en las grandes citas. En los momentos claves, la ansiedad dominaba su juego. Su estructura mental cambió, marcó en el Camp Nou y la pesadilla se transformó en su mejor escenario.

Guti, uno de los canteranos más elegantes de “La Fábrica”. Nadie dudó de su talento con el balón en las pies, pero su intermitencia mental la pagó muy cara. Nunca llegó a consolidarse como indiscutible, tuvo una carrera llena de luces y sombras.

Navas, en su juventud tenía pánico a las concentraciones largas.  Por este motivo, tardó años en incorporarse a la selección nacional. Afortunadamente, con el tiempo limpió su mente y es importante en la selección y jugador del City.

Son algunos ejemplos, hay muchos más. Para ganar, es necesario la fortaleza mental, porque siempre se presentan momentos difíciles. Un ganador, ve en cada reto una posibilidad para superarse. Sin capacidad de sufrimiento, no se pueden alcanzar los objetivos. Mientras la cabeza aguanta, el físico también responde, los mejores tienen una cabeza privilegiada. Vivir con presión, con las expectativas, en el centro del huracán, sólo unos elegidos pueden.

Si queréis ser ganadores, empezad por cambiar vuestros hábitos mentales. Si te ves como un ganador, lo acabarás siendo. Si piensas que te caes, te caerás muchas veces.

Como dice un refrán chino: “Si te caes siete veces, levántate ocho”.

ALEJANDRO PINEDO SOLANO @AlejandroPine29