Con frecuencia leemos y escuchamos frases como “el equipo es fiel reflejo del entrenador” o “el equipo tiene el carácter del entrenador”.

Seguramente muchas de ellas acertadas, en ciertos momentos, pero alejadas de la realidad en otros.

Lo mismo ocurre cuando vemos al jugador con cierta personalidad (seria, sonriente, tímida o agresiva) dentro del campo y se suele decir que reflejo de lo que es fuera del campo. Existen casos que si, pero otros que no, como ocurre en la vida y en los trabajos.

Así como en los entrenadores que vemos en partidos con un carácter mas pausados no tienen que ser así fuera del campo, al que vemos efervescente, inquieto y nervioso puede ser de lo mas tranquilo en su casa o en los entrenamientos. Idéntica situación de lideres que son democráticos, autoritarios, persuasivos o peErmisivo, sin entrar a valorar cual seria la mejor o la que mas se asemeja a nuestras personalidades o grupos ya que cada una tiene sus ventajas y desventajas. 

Los comportamientos de equipo y del propio entrenador pueden ir de la mano de varios factores como los citados anteriormente, pero a veces puede ser fruto de la necesidad y ansiedad por ganar, por una racha negativa de resultados o al contrario por una dinámica muy positiva del equipo. 

El jugador va a captar mejor un mensaje limpio y concreto de entrenadores pausados y una apariencia que refleje de que aunque pueda estar nervioso por dentro no lo muestra al exterior, ya que el jugador será el primero en darse cuenta de los gritos, el bracear sin sentido, el me muevo mucho pero no acabo diciendo nada,  aunque todo es respetable. 

Con el paso de los años el entrenador  crece con sus vivencias y experiencias, pero se pone en duda, en algunos casos, al entrenador que nunca fue jugador de fútbol (entiendo que de élite) cuando en la mayoría de los casos tienen una mejor formación.

El ex-jugador profesional que se hace técnico solo se puede diferenciar el ex jugador amateur en calidad de entrenamiento y sus vivencias de sus propios entrenadores profesionales.

El mal de algunos casos ex-futbolistas viene de la escasa formación, no solo académica, sino futbolística y por la prisa por querer escalar categorías.

A veces parece que cuesta ver entrenadores llegar a la élite o semi-élite, sin tener un nombre contrastado como ex-jugador ya que es muy popular la opinión o la afirmación “en la calle” de que no se puede llegar a ser entrenador de fútbol de alto nivel sin ser antes futbolista.

Mientras tanto otros afirman que si se puede llegar a ser un buen entrenador sin jugar anteriormente. Será un eterno debate que en mi opinión tendrá sus matices.

¿Puede un entrenador de fútbol ser un ex-jugador? Por supuesto, ¿y si nunca jugo al fútbol? también. Las diferencias las encontramos en referencia a las vivencia. 

Entiendo que un entrenador debe haber vivido experiencias previas como jugador (da igual hasta juveniles, regionales, tercera división o Segunda B, dentro de un vestuario, ya que son experiencias necesarias para entender los comportamientos de los jugadores.

La forma de actuar de los jugadores: Cuando te hablen, sus actitudes antes ciertas situaciones, sus miradas, alegrías o enfados, etc. lo vas a entender porque lo viviste en la cercanía en alguna situación anterior parecida, lo que te permitirá empatizar, al contrario del que nunca entro en un vestuario que tardara algún tiempo en entenderlo. 

PABLO GARCÍA CAYARGA – Entrenador de fútbol