No ha sido el primero y tampoco será el último, Francisco Rodríguez Vilches, conocido como Francisco, era destituido el pasado día 9 de Diciembre como entrenador de la UD Almería, tras una derrota sonada en Ipurúa por 5-2 en la que la que la imagen del equipo dejó mucho que desear, como así criticó el propio técnico al finalizar el encuentro.

A Chapi Ferrer, Mendilibar, Arrasate,… se le une Francisco, y como decía anteriormente, no será el último, pero sí es este el caso que tal vez por cercanía más me sorprende o más lo puedo catalogar de injusto. Aunque no pretendo que este artículo sea una defensa a ultranza hacia este entrenador, si es cierto que la destitución de Francisco me lleva a plantearme la inestabilidad de los entrenadores en los banquillos o como en cuestión de semanas se convierten en héroes o villanos de según qué resultados, los cuales ensalzan  o  les condenan en su puesto. Son los responsables, pero no siempre los culpables.

francisco entrenador

Papel difícil el de estos valientes que se echan a la espalda un grupo humano de veintidós futbolistas, con diferentes personalidades, cualidades y egos que no siempre se complementa a priori en un vestuario. Diferentes roles los que debe dominar el técnico, o aunque sea conocer, para llevar medianamente bien un grupo. Cada profesional domina su campo y como tal debe ejercer sus directrices y sus funciones en  la parcela de cada uno en lo que a deberes o quehaceres se refiere. El fisioterapeuta es fisioterapeuta, el preparador físico es preparador físico, el psicólogo es psicólogo… y así podría seguir con todos los integrantes que conforman un grupo del trabajo. La realidad es que todos debemos saber de todos, pero darle la batuta a cada cual en su área de dominio.

La figura del entrenador es algo más compleja que todo esto. El entrenador debe reunir las competencias técnicas, humanas y psicológicas apropiadas para conseguir el desarrollo efectivo y adecuado de su grupo humano. Como decía, cuando trabajamos con personas debemos ser capaces de dominar aspectos claves para un buen desarrollo y funcionamiento individual y colectivo.

pepe melEn un primer momento, atendiendo a las competencias generales o básicas podríamos decir que el entrenador debe saber escuchar y comunicar, una mezcla ésta nada fácil de conseguir. Debe estar dispuesto a escuchar a su equipo de trabajo, a sus superiores, a sus jugadores, a los periodistas, a la afición. Aquello que escuche podrá ser más o menos de su agrado, pero deberá mantenerse al margen de tales comentarios. Debe ser un excelente comunicador tanto en el campo como fuera de él. Una función esta con cierto matiz pedagógico relacionada con la competencia directiva-gestora principal de su cargo. A la vez, no debe olvidar, que es escaparate y espejo de valores y competencias sociales.

En un segundo lugar, y atendiendo al lado más humano e interpersonal, el entrenador debe contener unos valores humanos que favorezca la cohesión del grupo. El entrenador, como profesional en su campo, debe ser emocionalmente estable, capaz de separar su vida personal de lo profesional, extrovertido, con grandes dotes para las relaciones interpersonales, equilibrado, comprensivo, autocrítico, paciente, constante, perseverante, seguro racionalmente. Debe ser capaz de ordenar, planificar y organizar siempre desde la máxima motivación posible, siendo un ejemplo para sus jugadores

En lo referido a las variables más puramente psicológicas, son muchas las posibles materias o asignaturas pendientes a trabajar en esta parcela. El entrenador debe ser capaz de identificar y conocer las diferentes personalidades o estilos de comportamiento de sus jugadores, esos egos de los que hablaba en líneas anteriores, para así poder intervenir sobre ellos de manera diferentes atendiendo a sus puntos débiles y fortalezas. Debe saber cómo motivar a sus jugadores también dependiendo de la posición que ocupan en el campo de igual modo que debe saber reforzar el trabajo bien hecho de los suyos. Debe saber  y enseñar habilidades para ganar en activación, concentración, cooperación y control del estrés. Debe ser capaz de planear objetivos/metas y de transmitir compromiso.

Como líder debe saber tolerar la frustración, cómo gestionar los momentos de crisis y cómo tomar las decisiones acertadasEn definitiva, la papeleta que le toca jugar al entrenador no es una papeleta fácil. Y es que aunque cada entrenador tiene su propio “modus operandi”, unos creándose un personaje para salir a actuar en una rueda de prensa como si de un actor de película se tratase, y otros abusando de falsa modestia como buen samaritano, todos reman hacia las misma y cruel orilla: conseguir qué resultados para mantener su puesto de trabajo, siendo conscientes de que lo que determina tal decisión no es otra que los resultados, porque si son o no cuestionados, si están o no están en la cuerda floja, tan solo dependen de eso.

paco jFrancisco ha sido el último, como Pepe Mel fue en su día con el Betis, en el que dirigentes, mandatarios, en definitiva personajes que deciden la continuidad o no de un entrenador, olvidan por momentos analizar otras condiciones que pueden estar a la base de una mala racha de resultados de un equipo. O lo que es peor, olvidan que esa persona que ha estado trabajando semana tras semana con sus jugadores puede no ser el culpable de esa situación. De igual modo, tampoco ven como “posible revulsivo” otra cosa que no sea acabar con la presa fácil. Nunca podemos olvidar que los entrenadores son profesionales y como tales ponen al servicio de sus jugadores, afición, ciudad y club todo su compromiso y dedicación para conseguir siempre los mejores resultados y alcanzar las metas propuestas. Además, si el profesional que se sienta cada dos domingos en el banquillo, se está sentando en el banquillo de su casa, de su ciudad, debemos tener en cuenta que ese “enganche emocional” con la afición puede ser doblemente mayor para revertir una situación que algunos la denominan de línea descendente.

Pero el desenlace final siempre es el mismo… acabar con la presa fácil

ALMUDENA ALONSO @almudenaalonfe
Psicóloga Sanitaria 
 Máster en Intervención Psicológica y Máster en Neuropsicología Clínica