Hace ya mucho tiempo que repentinamente dejé de escribir, y dándole vueltas a la cabeza buscándole una explicación: ¿José por qué no estás escribiendo? – Me preguntaba. Primeramente me puse como excusa: ¡No tengo tiempo! Pero, con el paso de los días empecé a dilucidar un por qué, sencillamente he llegado a la conclusión de que el fútbol/fútbol base satura y estresa demasiado.
Con este artículo no vengo a reflejar mi vida, sino lo que cualquier entrenador vive en sus carnes, cierto es que algunos hechos si son parte de mi experiencia. Además, con respecto al título del post, yo me considero un aprendiz por ser joven aunque lleve 5 años y entrenando a varios equipos a la vez, pero considero la palabra “vida” como tiempo.
Una de las cosas que más a menudo como entrenador pienso es: ¿compensa? ¿Compensa estar tanto tiempo dedicando a unos chavales? En mi caso, el estrés del que hablaba al principio se ha traducido en tener muchísimas canas, entradas y arrugas en la frente con tan solo 22 años, es decir, envejecer de manera prematura, o ver como tu voz cada vez se vuelve más ronca y delicada, con dolores de garganta y escupir sangre del esfuerzo que haces.
Otra de las cosas que ocurre, y que seguro que a cualquier entrenador, es el no desconectar, puedes estar de vacaciones, tu cuerpo en la playa, pero tu mente en tu equipo, incluso ir a ver a tus familiares como entrenan o ponerte a hablar de tu equipo. Es algo de lo que poder estar orgulloso.
Pero, ¿Compensa? Vuelvo a la misma pregunta del principio. La mayoría de entrenadores de Fútbol Base o no cobran o cobran muy poco, las titulaciones son caras y encima está el lío entre federativas o académicas. Luego, siempre hay algún problema con algún padre o formas de actuar distintas a la de la directiva o que tú forma de entrenar o desconvocar no gusta.
Lo que a mí me preocupa es que el que está fuera del equipo/club y no ve el esfuerzo que se pone en cada entrenamiento, semana, partido… y después quieran destrozar todo tu trabajo porque haya alguien que no esté de acuerdo contigo o con tu forma de trabajar.
¿Realmente la gente/espectadores/padres ven qué para lo que cobramos quizás le dediquemos más tiempo del que deberíamos? Pues yo creo que no, creo que no se le da apenas importancia al tiempo que se le dedica, es más, en mi caso, le dedico más tiempo a entrenar y pensar en mi club y equipo que a trabajar o estudiar. Yo no veo que la gente sea consciente del esfuerzo que hacemos, y no lo digo precisamente por mí, porque dentro de lo que cabe me puedo considerar afortunado, pero muchas veces pienso que aquellos que tanto critican el trabajo de entrenadores, deberían entrenar un poco. Porque todos en este país entendemos de fútbol, política y economía, pero a la hora de la verdad muy pocos se ponen a entrenar y lo hacen sacrificándose de verdad.
¿Cuánto cuesta preparar un entrenamiento? Aunque parezca que muchas veces hacemos los mismos ejercicios, el simple hecho de ponerse a preparar un entrenamiento en papel, es costoso. Lo fácil es coger, darle una pelota a los chavales y que den unos pases, unos tiros a puerta y un partido, pero yo no considero que eso sea un entrenamiento, o por lo menos un entrenamiento en condiciones.
Considero que los entrenadores estamos para formar y enseñar a los chavales, pero en ningún caso para que se metan en nuestro trabajo o que no se metan personas fuera del entorno. Entiendo perfectamente que el superior te pueda recriminar algún acto, pero ¿puede hacerlo un padre que nunca va a los entrenamientos?
¿Hasta qué punto estamos convirtiendo el fútbol en un show como “Sálvame”? No podemos aceptar que encima que dedicamos nuestro tiempo, salud y dinero en formar y enseñar a unos chavales nos recriminen, insulten, vejen, amenacen… ¿Todo vale? ¿Dónde queda el respeto al entrenador? ¿Por qué sí respetar a un médico o profesor y al entrenador no? Y para mí, lo peor, es esa actitud por parte de un padre porque su hijo lo va a aprender por imitación o se podrá sentir avergonzado de cómo está actuando.
Muchas gracias a tod@s por vuestra atención,
Un saludo,
Cuerpo del Mensaje:
Hola,
Como no puedo iniciar la sesión, me gustaría que hiciérais llegar a José Angel Serván Romero mi opinión al respecto de su artículo (visto desde la gradería) Una vida dedicada a enseñar a respetar Como madre de dos hijos en edades que comentas, y con 7 años de experiencia en doblete, seguidora y admiradora del futbol base sólo puedo darte la razón y animarte para que, si realmente sientes el futbol base sigas en tu ejercicio de enseñar a esos chavales/as que pese a las críticas e insultos de los padres, tienen después de las jornadas lectivas de escuela, la gran ilusión de asistir a los entrenos y esperan en ascuas el fin de semana para poner en práctica lo aprendido.
Ahora bien, y rompiendo una lanza en favor de algunos padres (sin aprobar ni aceptar el insulto dentro ) comentar que para exigir respeto primero se tiene que respetar, el respeto es la consideración de que alguien o incluso algo tiene un valor por sí mismo y se establece como reciprocidad y en muchos casos, algunos entrenadores, bien por qué se trate de niños, bien por qué sufran presiones, bien por qué no sea su vocación real, no sienten esta reciprocidad. Y es entonces donde los padres “pierden los estribos”.
Los padres, aunque los entrenadores cobren poco o lo hagan gratuitamente, pagamos nuestra cuota a un club, cuota que exige unas obligaciones (entre las que está el respeto) pero, evidentemente, también nos concede unos derechos (entre los que está el que se respete). Esa cuota básicamente cubre, entre otras cosas el servicio que prestan los entrenadores para enseñar a nuestros hijos y el derecho a jugar los partidos (todos los jugadores) –hablamos de futbol base -.
A los padres, cuando se nos acepta un niño en un club (hablo siempre de clubs de pago), nunca y repito, nunca se nos dice que nuestro hijo quedará desconvocado o bien, que jugará menos que el resto y mucho menos que jugará en una posición que en principio no es la suya por naturaleza sin preguntarle al niño absolutamente nada, con lo cual también le pierden el respeto al pequeño/a y por tanto generan un descontento en el niño/a que traslada a la familia (y en muchos casos no hace falta ni que hagan un comentario).
Estas decisiones, que a veces vienen de instancias superiores y a veces son cosecha del propio entrenador son las que hacen que los padres “pierdan los estribos”.
Creo que para solucionar estos problemas y que entrenadores como tú que seguramente intentan hacer bien su trabajo y disfrutan con él, los clubs deberían aprovechar la cantidad de equipos que tienen en sus diferentes categorías e ubicar a los chavales/as en ellas. Creo que se deberían evitar los favoritismos. Creo que los niños/as disfrutan mucho más en las categorías que les corresponden y creo que los clubs deberían de hacer equipos acorde con el número de jugadores de campo (no se puede pretender llevar un equipo de 12/14 niños donde sólo juegan 7 e intentar que todos salgan en los partidos e exigir resultados).
Recordar también que los padres, que en el 90% de los casos asistimos a los entrenos, desgraciadamente también tenemos canas, arrugas, entradas, también dedicamos tiempo, salud y dinero (la cuota del club es una de tantas) en educar y criar a nuestros hijos.
Simplemente es una reflexión en general, creo que si existe un problema concreto no debería de generalizarse sino, solucionarse evidentemente dentro de la concordia, no deberían existir padres que vejen, amenacen e insulten ni al entrenador, ni a los niños ni a los árbitros ni a nadie y de la misma forma no deberían de existir niños/as que habiendo sido admitidos en un club sean desconvocados o tratados de diferente forma que al resto de sus compañeros (siempre hablo de futbol formativo).
Adelante y ánimos!!