Los entrenadores tenemos una capacidad ilimitada de mejorar en nuestro trabajo. Hemos adaptado unos consejos del libro PNL para lideres: Seducir y convocar, de Jose Pedro García al mundo futbolístico porque creemos que pueden ser de gran ayuda para mejorar nuestro trabajo como lideres de nuestro equipo de fútbol.

  1. El mapa no es el territorio. Muchos entrenadores creemos que el mundo del fútbol es como yo lo veo y no solo eso, sino como yo lo veo debe de verlo el resto del mundo. Cuando uno asume que lo que yo veo no es el todo el mundo del fútbol sino una parte muy pequeña de él mi flexibilidad aumenta, mi capacidad de respetar aumenta, mi capacidad de comprender lo que le está pasando a otro entrenador, jugador, etc, aumenta y por lo tanto puedo persuadir, puedo entender, liderar, tomar mejores decisiones, ver el fútbol de una manera más global, etc.
  2. Si alguien lo ha hecho cualquiera puede hacerlo. Esta expresión da capacidad de pensar en grande por muy enorme que sea el objetivo. Todos podemos tener la capacidad de seguir los pasos de otros entrenadores que ya han triunfado, haciendo las cosas que les ha funcionado y les ha hecho triunfar. Si un entrenador lo puede alcanzar  yo también puedo alcanzarlo. No tengo que estar constantemente inventando, voy a seguir los pasos que otros ya han seguido para conseguir resultados positivos.
  3. Humildad. Si hay un punto en el que fallamos los entrenadores en este, y en la humildad está la base del éxito. Se lo suficientemente humilde para pararte a pensar “hay una persona que de esto sabe más mucho que yo y le voy a llamar, a ver sus entrenamientos, a investigar para ver como lo hace”. Puedo ir a más si aprendo como hacer cosas que no se me dan bien porque la capacidad de aprender es ilimitada.
  4. Todo comportamiento tiene una intención positiva. Si somos capaces de comprender los comportamientos de nuestros jugadores, aunque que consideremos que están mal, que tienen una intención positiva, puede ser un punto de partida para comprenderlos y sacar lo mejor de ellos. Si tiene una intensión positiva lo que un jugador hace, me de cuenta o no, y soy capaz de averiguarla con las herramientas adecuadas, puedo hacer que el jugador saque su máximo rendimiento. Por ejemplo un jugador que se enfada porque ha tenido un problema conmigo, tengo que comprender que el enfado tiene una intención positiva porque lo que está buscando con esa reacción es algo positivo de cara a el mismo. La pregunta seria, ¿Para que te estás enfadando? Seguramente la respuesta por parte del jugador sería para atreverse a decir lo que pensaba.  La siguiente pregunta sería ¿De que otra manera puedes hacerlo para decir lo que piensas sin necesidad de enfadarte? Desde la intención positiva surge el perdonarse porque uno hace las cosas que creía que era mejor para uno sea consciente o no.
  5. Tendemos a tomar las mejores decisiones posibles con la información  que tenemos. Muchas veces recriminamos a nuestros jugadores jugadas o acciones de juego realizados sin pararnos a pensar el porque lo han realizado así y es que jugadores que no han hecho la tarea que yo esperaba seguramente es porque no tenía la información necesaria para hacerla correctamente porque han operado como mejor ha podido. El 95% de las personas tendemos a elegir entre hacer las cosas bien o hacerlas mal, en hacerlas bien, solo que muchas veces tenemos una información limitada. La solución está en la información que le transmitimos a ellos, porque no basta decir las cosas como yo creo que hay que decirlo, sino hay que hacerlo como el jugador lo vaya a entender.
  6. Y sino obtuviéramos errores sino unos resultados diferentes a los que nos habíamos propuesto. La palabra error habría que ir quitandola de nuestro entorno y cambiarla a resultado ya que todo resultado, sea satisfactorio o no, tiene un aprendizaje detrás. A veces nos ocurren cosas que hoy es un error y mañana es un acierto. La palabra error o fracaso la ponemos nosotros y es como lo interpretamos en el momento que nos encontremos, porque a veces lo resaltamos más y otras veces menos. Necesitamos una nueva cultura del error, porque nuestros jugadores o nosotros mismos como entrenadores tenemos en muchos momentos miedo a no acertar “Te lo dije” y por eso tenemos el espíritu de no arriesgar e inmovilismo que nos hace estancarnos como entrenadores y a nuestros jugadores en su juego o aprendizaje.
  7. A más miedo, menos información y por tanto menos resultados y menos aciertos. Si como entrenador o jugador tengo miedo y solo intento protegerme como vertiente básica, no obtengo una visión de conjunto. No soy yo en plenitud de recursos sino una versión muy pequeña de lo que puedo ser. Los equipos donde no hay miedo son equipos creativos, productivos y donde el conjunto está por encima de todo.
  8. Si algo no funciona has algo distinto, no importa qué pero haz algo diferente. Nos ha pasado como entrenadores que tropezamos siete veces en la misma piedra. Nos tenemos que dar permiso para experimentar, porque si algo no ha funcionado no se trata de encontrar rápidamente  un camino que funcione, se trata de probar otras cosas porque ya se lo que no funciona y no es recomendable centrarse en encontrar lo que puede funcionar porque sino me voy a presionar y me va a disminuir mi capacidad de avanzar.

Francis Luque. @franxluxna